martes, 31 de agosto de 2010

Bada bim bada bum bada bim bam bum¡¡¡

 Cosas que me están empezando a no gustar; el procesador de texto del blogger, nefasto, horrendo, horrible, insensible e inservible, dios que trabajo cuesta, de verdad que trabajito macho poner una puta foto y algo de salsa, cojones. Más cosas, que se me vaya la conexión cuando estoy escribiendo, jojojojo amigo noto cada vez más bilis en mis ojos; yo escribo por impulso y no hay nada más doloroso que en un impulso se te rompa el colchón, no, no lo hay. Y por último el trabajito que me cuesta ponerme a escribir algo coherente e interesante, ese es el fondo del problema, el resto son minucias; cuando las ganas de escribir son incontrolables te escribes hasta en el pecho. Pero ocurre que me siento a escribir y no doy pie con bola, eso sí, es ir a bajar la basura y por el camino mi cerebro es el géiser de un pajero. Parezco el protagonista de Memento intentando retener en mi cabeza lo que se me ha ocurrido para que no desaparezca.


 Las cosas buenas superan a las malas de aquí a Pekín pero se nos olvidan facilmente. Eso es porque somos masoquistas por naturaleza, en vez de disfrutar con las ventajas nos ofuscamos pensando en las derrotas, aunque sean minucias. Si ya lo dijo Neruda que que corto era el amor y que largo el olvido. En fin, que lo mejor del día ha sido el último capítulo de Mad Men, esa cosa a la que me voy a ir a vivir un día de estos, como siga así. Por encima de todo, por encima de que Don Draper es y será uno de los personajes más interesante de la historia de la televisión, por encima de que los flashbacks de la serie son un recurso y no un necesidad como en "otras" (casi acabas agradeciendo a los guionistas que te dejen mirar un poco más del pasado de Dick Whitman, aunque sea a escondidas desde una ventana rota). Por encima de que terminas los capítulos y te quedas 10 minutos mirando la pantalla en negro. Por encima de un millar de cosas que hacen que esta serie sea mejor que cualquier estreno en el cine, está esta cosa maravillosa de aquí abajo.


 Prometo que si algún día de mi vida mi destino se cruza con el de esta dama me arrodillo al suelo y le pido matrimonio. ¡La leche! como la odiaba cuando comenzó la serie y como me quedo embobado viéndola ahora; y como tengo una extraña sensación de que el destino de su personaje se antoja trágico poco a poco. De momento ella es una razón más para ver la serie que se ha vuelto a llevar el Emmy al mejor drama.

 Un día de estos haré un análisis en profundidad de esta serie que me encandila, pero eso sí, no lo escribiré justo después de haber visto un capítulo, está visto que me flipo demasiado.

 Por cierto, la selección de basket está siendo el truño del verano. No se puede todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario