"Debes recordar que un beso es solo un beso, un suspiro solo un..."
Le decía Tom Sawyer a Huckleberry Finn una tarde debajo del melocotonero más grande de la Isla Van Sant.
Ambos
pasaban ahora las tardes escupiendo tabaco y mordiendo ramas. Los años de
juventud ya habían pasado y ahora trabajaban recogiendo paquetes de los
ferrocarriles. Pero este día se lo habían cogido de descanso.
La
tía Polly hacía ahora tres años que murió; y el rebelde Tom se valía
por si mismo. Rebeca se había casado con un joven doctor de Columbia y
había dejado el lugar. Ya apenas quedaba gente allí. Los años pasaban y
la gente se esfumaba, ya solo se tenían el uno al otro.
Los días de
rebeldía y trastadas habían terminado, ahora el alcohol hacía las veces
de liberación. El espíritu rebelde que los arrastró en su adolescencia
se había apagado.
Ahora todo era más lento, ahora todo tenía otro
color, otro sabor, el opio se había apoderado de sus almas. Ya no eran
rebeldes, ni siquiera salvajes, ahora eran esclavos.
Los días venideros serán tristes, el azul del cielo también se habrá ido.
♥♥♥♥♥♥
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